Página:La ciudad de Dios - Tomo III.pdf/341

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
339
La ciudad de Dios

tas que seconvierten, y siguen á Cristo, y perseveran en él, nunca estarán con los israelitas que perseveran en ser sus enemigos hasta el fin de esta vida, sino que perseverarán perpetuamente en la división que aquínos vaticina; porque solamente sirve el Testamento Viejo del monte Sina, que engendra los hijos siervos (1), en cuanto da testimonio al Teatamento Nuevo; en atención á que de otra manera, entre tanto que leen á Moisés, les queda el velo (2) puesto sobre sus corazones: Pero conforme se vayan convirtiendo y pasando á Cristo se les irá quitando el velo, porque la misma intención de los que pasan es la que se muda del Viejo al Nuevo Testamento; de manera que ninguno pretenda ya recibir la felicidad carnal, sino la espiritual. Por tanto, el mismo grande profeta Samuel, antes que ungiese por rey á Saúl, cuando clamó al Señor por Israel y le oyó, y estando ofreciendo el holocausto, vinieron los extranjeros á presentar la batalla al pueblo de Dios, y tronó Dios sobre ellos, y los confundió y cayeron delante de Israel, y fueron vencidos, tomó entonces una piedra y la colocó entre la nueva y vieja Masphaponiéndola por nombre Abenecer, que quiere decir, piedra del «auxilio», y dijo: usque huc adjuvit nos Dominus, chasta aqui nos ayudó el Señor». Maspha, interpretado, significa contención. Y aquella piedra del auxilio es la mediación del Salvador, porque debe pasarse de la vieja Maspha á la nueva, esto es, de la intención con que se esperaba en el reino carnal, á la intención con que, por el Nuevo Testamento, se espera en el reino de los Cielos la verdadera bienaventuranza espiritual; y por enanto no hay objeto más apreciable que éste, hasta aquí, esto es, hasta su consecución, nos ayuda Dios.

(1) San Pablo, ep. A los gálatra, cap. IV.

(2) San Pablo, I, ep. ad Corinth., cap. III.