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La ciudad de Dios

habido jamás á quien el cielo haya concedido tanta seguridad que no estuviese con recelo y miedo, en esta vida, de los acontecimientos y maquinaciones de sus enemigos. Luego el lugar que promete aquí para vivir en él con tanta paz y seguridad es eterno, y se debe a los eternos en la madre Jerusalén la libre, en donde verdaderamente será el pueblo de Israel, esto es, estará viendo á Dios, porque esto quiere decir Israel. Y.con deseo de este premio debemos vivir santamente esperándolo en esta trabajosa peregrinación.



CAPÍTULO XIV

Del estudio de David en componer Salmos.


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Discurriendo por el orden de sus tiempos la Ciudad de Dios, primeramente reinó David en la que era sombra de lo que había de ser en lo sucesivo, esto es, en la terrena Jerusalén. Fué David varón muy diestro, y aficionado á componer canciones, y dado al eco y armonía de la música, no llevado del gusto común y vulgar, sino penetrado de una intención y ánimo devoto y fiel, pues con ella sirvió á su Dios, que es el verdadero Dios, figurando místicamente con la música un arcano grande y excelente, pues la consonancia concertada y moderada de diferentes voces nos representa la unión de una ciudad bien ordenada y regida, enlazada entre sí con una concorde variedad. En efecto; casi toda su profecía se encuentra en los Salmos, y contiene ciento cincuenta el libro que llamamos de los Salmos, aunque algunos dicen que sólo compuso David los que tienen el título de su nombre. Otros hay que piensan que no son suyos sino los que se intitulan Ipsius David, del mis1