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San Agustín

mo David, y que los que tienen en el título Ipsi David, al mismo David, los compusieron otros y los apropiaron á su persona, pero esta opinión queda refutada por lo que el Salvador dice en el Evangelio, que el mismo David dijo en espíritu que Cristo era sa Señor, porque el Salmo 109 principia así (1): «Dijo el Señor á mi Señor: siéntate á mi diestra hasta que ponga á tus enemigos como tarima debajo de tus pies». Sin embargo, este Salmo no tiene en el exergo Ipsius David, del mismo David, sino Ipsi David, al mismo David, como otros muchos.

Me parece más probable lo que sostienen otros, y es, que todos los ciento cincuenta Salmos los compuso David, y que á algunos les puso nombres de otros, que figuraban y significaban alguna cosa que hacía á su intento, y que los demás no quiso que tuviesen por título nombre de ninguno, según le inspiró el Señor la disposición de esta variedad interpolada de inexcrutables arcanos, aunque oculta, pero no sin misterio. Ni menos debe movernos á no prestar asenso á esta opinión el ver que en aquel libro en algunos Salmos hallamos los nombres de varios profetas que fueron muy posteriores á David, y que lo que en ellos se dice parece que lo dicen ellos; porque bien pudo el espíritu profético, cuando vaticinaba el rey David, revelarle también los nombres de estos profetas que había de haber en lo futuro, para que proféticamente se cantase algún asunto que cuadraba y convenía á la persona de ellos, así como reveló Dios á un profeta el nombre del rey Josías, que había de venir á nacer y reinar al cabo de más de trescientos años después, cuyo profeta presagió también las operaciones que este rey había de practicar.

(1) Salmo 109.