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San Agustín

vuestro parecer», esto es, pensabais que comía por necesidad que tenía de reparar el cuerpo, como lo hacéis vosotros. Pero aunque de los ángeles quizá se puede sostener otra opinión que sea más creíble, sin embargo, la fe cristiana no pone duda que nuestro Salvador, después de la resurrección, teniendo ya el cuerpo espiritual, comió y bebió con sus discípulos, porque lo que vendrán á perder semejantes cuerpos será la necesidad, no la potestad ó posibilidad, y así serán espírituales, no porque dejarán de ser cuerpos, sino porque se substentarán y perseverarán con el espíritu que los vivifica.



CAPÍTULO XXIII

Qué es lo que debemos entender por el cuerpo animal y por el cuerpo espiritual, y quiénes son los que mueren en 'Adán y quiénes los que se vivifican en Cristo.


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Porque así como estos que aun no poseen un espíritu vivificante, sino una alma viviente, se llaman cuerpos animales, no siendo almas, sino cuerpos, así se denominan espirituales aquellos cuerpos; con todo, de ninguna manera debemos creer que han de ser espíritus, sino cuerpos que han de tener substancia de carne, pero que no han de padecer con el espíritu vivificante imperfección ni corrupción carnal. Entonces el hombre no será más ya terreno, sino celestial; no porque el cuerpo que se formó de la tierra no será el mismo, sino porque, por don del cielo, será tal que convenga también para morar en el cielo; no por haber perdido su naturaleza, sino por haber mudado de calidad, porque al primer hombre, como era de la tierra terreno, le hizo Dios áníma viviente'y no espíritu vivificante, lo cual se le