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La ciudad de Dios

principió el pecado y por él mismo tuvo su origen la mentira.



CAPÍTULO IV

¿Qué es vivir según el hombre ó vivir según Dios? Así que cuando vive el hombre según el hombre y no según Dios, es semejante al demonio; porque ni aun el ángel debió vivir según el ángel, sino según Dios, para que perseverara en la verdad y hablara verdad, que es frato propio de Dios y no mentira, que es de su propia cosecha; por cuanto aun del hombre, dice el mismo apóstol en otro lugar (1), «y si con mi mentira campea más y sale más ilustre y tersa la verdad de Dios», á la mentira la llamó mía y á la verdad de Dios.
Por eso cuando vive el hombre según la verdad, no vive conforme á sí mismo, sino según Dios; porque el Señor es el que dijo: «Yo soy la verdad»; y cuando vive conforme á sí mismo, esto es, según el hombre y no según Dios, sin duda que vive según la mentira, no porque el mismo hombre sea mentira, siendo Dios autor y criador del hombre, que no es autor ni criador de la mentira, sino porque de tal suerte crió Dios recto al hombre, para que viviese no conforme á sí mismo, sino conforme al que le crió, esto es, para que hiciese, no su voluntad, sino la de su Criador, que el no vivir en el mismo estado en que fué criado para que viviese, es la mentira; porque quiere ser bienaventurado aun no viviendo de modo que lo pueda ser; ¿y qué cosa hay más falsa y .

(1) San Pablo, op. ad Rom., cap. III, v. 7. Si autem veritas Dei in meo mendancio abundabit.