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San Agustín

mentirosa que esta voluntad? Así, pues, no fuera de propósito puede decirse que todo pecado es mentira, porque no se forma el pecado sino con aquella voluntad con que queremos que nos suceda bien ó con que no quere: mos que nos suceda mal; luego mentira es lo que, haciéndose para que nos vaya mejor, antes por ello nos va peor. ¿Y de dónde proviene esto sino de que sólo le puede venir el bien al hombre de Dios, á quien, pecando, desampara; no de sí mismo, expuesto siempre al peeado? Así que, como ya insinuamos que de aquí procedieron dos ciudades entre sí diferentes y contrarias, porque los unos vivían según la carne y los otros según el espíritu, así podemos también decir que los unos viven según el hombre y los otros según Dios, porque claramente dice San Pablo (1): «Y supuesto que hay entre vosotros emulaciones y contiendas, ¿acaso no sois carnales y vivis según el hombre?» luego lo que es vivir según el hombre, eso es carnal, pues por la carne, tomada como parte del hombre, se entiende el hombre.

Poco antes había llamado animales á los hombres á quienes después llama carnales, diciendo así (2): «Así como ningún hombre sabe los secretos del corazón humano si no es el espíritu del hombre que está en él, así los de Dios ninguno los sabe si no es el espíritu de Dios, y nosotros no hemos recibido el espíritu de este mun(1) San Pablo, I ep. á los Corinth., cap. III. Cum enim inter vos sis emulatio et contentio, nonne carnales estis, secundum hominem ambulatis?

(2) San Pablo, II ep. á los Corinth., cap. II. ¿Quis enim acil hominum, quæ sunt hominis, nisi spiritus hominis, qui in ipso est?

Sic et que Dei sunt, nemo scit nisi spiritus Dei. Nos autem non spiritum hujus mundi accepimus, sed spiritum qui ex Deo est, ut sciamus que a Deo donata sunt nobis; quæ et loquimur, non in sapientiae humanæ doctis verbis, sed doctis spiritu, spiritualibus spiritualia comparantes: animalis homu non percipit que sunt spiritus Dei: stultitia est enim illi,