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San Agustín

ensoberbezcas, sino teme; y (1) temo no suceda que, como la serpiente con su astucia embaueó y engañó á Eva, así se profanen vuestras potencias interiores, y se desvíen de la castidad y pureza que se debe á Cristo»».

Pero acerca de la tristeza, á la que llama Cicerón ægritudo, y Virgilio dolor, donde dice dolent, gaudentque, duélense, y se alegran (sin embargo, yo tuve por más conveniente llamarla tristeza, porque la agritudo ó el dolor más ordinariamente se dice y acomoda á los cuerpos) es más dificultosa la duda, sobre si puede entenderse en buena parte.



CAPÍTULO VIII

De las tres perturbaciones ó pasiones que quieren los estoicos que se ballen en el ánimo del sabio, excepto el dolor ó la tristeza, lo cual no debe admitirse ó sentir la virtud del ánimo.


Porque de las que los griegos llaman eupathias, y nosotros las podemos decir pasiones buenas, y Cicerón en idioma latino las llamó constancias, los estoicos no quisieron que hubiese en el ánimo del sabio más que tres en lugar de tres pasiones, por el deseo voluntad, por la alegría gozo, por el temor cautela; pero en lugar de la egritud ó dolor á que nosotros, por huir de la ambigüedad, quisimos llamar tristeza, dicen que no puede haber objeto alguno en el ánimo del sabio; porque la voluntad, dicen, apetece y desea lo bueno, lo que hace el sabio; el gozo es del bien conseguido, lo que en donde quiera alcanza el sabio; la cautela evita el mal, lo que San Pablo, ep. á los corintios, oep. XI. Timeo autem, ne sicut serpens Evam sedurit astutia sua, sic et vestræ mentes corrumpantur á charitate, quæ est in Christo.