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San Agustín

вo que lo dice así, porque cuando dijo, queréis, ya quiso entender lo bueno, porque no dice cupitis, lo que deseáis; sin embargo, no siempre debemos estrechar nues.tro lenguaje con estas propiedades, sin que algunas veces usemos de ellas; y cuando las leemos en aquellos de cuya autoridad no es lícito desviarnos, entonces se deben entender, cuando el buen sentido no pueda hallar otro éxito, como son las autoridades que por ejemplo hemos alegado, así de los profetas como del Evangelio.

Porque ¿quién ignora que los impíos se regocijan y alegran? Sin embargo, dice el Señor que no se gozan los impíos; y por qué, sino porque cuando este verbo gaudere ó gozarse, se pone propiamente y en su peculiar sentido, significa otra cosa? Asimismo, ¿quién puede negar que no está mal mandado que lo que deseamos que otros hagan con nosotros, eso mismo hagamos nosotros con ellos, para que no nos demos unos á otros, y Dos correspondamos con deleites y gustos torpes? Y con todo, es precepto muy saludable y verdadero «todo lo que queréis que hagan los hombres con vosotros, eso mismo haréis vosotros con ellos». Y.esto ¿por qué, sino porque, en este lugar, la voluntad esta puesta en cierto modo propio que no se pueda tomar en mala parte?

Pero ¿no diríamos en el lenguaje más común que uaemos «no queráis mentir toda mentira», si no hubiese también voluntad mala, de cuya malicia se diferencia aquella voluntad que nos anunciaron y predicaron los ángeles, diciendo: «paz en la tierra á los hombres de buena voluntad»; porque por demás se puso de buena, si no puede ser sino buena? ¿Y qué cosa grandiosa habiera dicho el apóstol en elogio «de la caridad, que no se huelga del pecado» (1), sino porque así se lisonjea la (1) San Pablo, I ep. á los Corint., cap. XIII. Non gaudet super iniquitate.