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La ciudad de Dios

útil é importante tristeza con que el hombre se duele de no ser lo que debe ser; mas los estoicos no dicen que en el necio no cabe tristeza, sí sólo en el sabio.



CAPÍTULO IX

De las perturbaciones del ánimo, ouyas afecciones los justos las tienen rectas en su vida.


Pero á estos filósofos, por lo respectivo á la cuestión sobre las perturbaciones del ánimo, ya les respondimos cumplidamente en el libro IX de esta obra, manifestando cómo ellos controvertían, no tanto sobre las cosas como sobre las palabras; mostrándose más aficionados á disputar y porfiar ridículamente que á investigar de raíz la verdad; pero entre nosotros (conforme á lo que dicta la Sagrada Escritura y una doctrina sana) los ciudadanos de la ciudad santa de Dios, que en la peregrinación de la vida mortal y pasajera viven según Dios; estos, digo, temen, desean, se duelen y alegran. Y por cuanto su amor ó voluntad es recta é irreprensible, todas estas afecciones las poseen también rectas, temen el castigo eterno, duélense verdaderamente por lo que sufren: «porque ellos aquí entre sí mismos gimen y suspiran, para que se verifique en ellos la adopción, esperando la redención é inmortalidad de su cuerpo» (1): alégranse por la esperanza, «porque se cumplirá ciertamente lo que está escrito en caracteres indelebles; que la muerte quedará sorbida y " (1) San Pablo., ep & los. Rom., cap, VIII. Quia ipsi in semelipsos adhuc ingemiscunt adoptionem, expectantes redemptionem corporis sui.