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LA CONQUISTA DE QUINCE MIL LEGUAS

Las notas que dirijian los caciques eran escritas por el teniente coronel chileno Millalecon, que hacia de secretario del cacique principal, á quien Rosas lo tenia de su parte.

Millalecon prestó en esas negociaciones grandes servicios al ejército expedicionario, y en recompensa mas tarde Rosas le hizo reconocer en su grado, lo dió de alta en la Plaza Mayor, asignándole sueldo.

Recibida la primer remesa de cautivos, mandaron los indios el resto de los que tenian en sus toldos, acompañándolos quinientos mocetones de lanza, que traian el encargo de rendir homenaje á Rosas, á los gefes y oficiales de su ejército y á los caciques amigos que habian expedicionado.

Dispuso este, para hacer impresion en los indios, que el recibimiento fueso solemne.

Al efecto, mandó que el ejército formase en dos alas y por en medio de ellos defilaron los indios con el grupo de cautivos que entraban á pié.

Los muros de la fortaleza estaban coronados de tropas y habitantes de Bahia-Blanca, y la perspectiva que la formacion de estas tropas ofrecia, era mas hiriente y de mas efecto por el eco de las bandas de música, las salvas de artilleria, el estallido de cohetes y bombas, y los vivas de todo el ejercito á los caciques é indios amigos.

Eran conmovedoras las escenas que ofrecian aquellos desgraciados cautivos al encontrarse de repente aliviados del sufrimiento y del martirio que por tanto tiempo habian esperimentado.

Obsequiados los indios de la comision con diversos regalos, regresaron á los toldos haciendo el itinerario que Rosas les señaló para evitar choques y quitarles pretestos de alterar las buenas relaciones, que reinaban con el ejército expediccionario; algunos de esos indios no volvieron á