Ir al contenido

Página:La guerra gaucha.djvu/230

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
231
VIVAC

una aloja, improvisando con un guardamonte el noque. No se desprendía de una limeta con enjundia de avestruz para las desortijaduras y de una lanceta que consistía en buido diente de vizcacha, para sajar ventosas. Celebrábase sus narraciones y se le oía noches enteras. Ahora redoblaba la atención, pues prometía un cuento de aparecidos.

—Un vecino de cierto lugar se murió y lo enterraron, practicándose á los ochos días el lavatorio de la viuda y los enseres del fallecido en un arroyo cercano. Y como de costumbre, lavaron también y ahorcaron á su perro.

Propalaban algunos que murió mal con la mujer — ánima bendita! — y que no había querido firmarle testamento. Sea como fuere, al año justo, una vez que oyera misa por su descanso en el pueblo, volvieron escoltando á la viuda hasta su hogar. Ésta se encerró en la alcoba, mientras su servidumbre agasajaba a los acompañantes sentados en torno de la casa, con chicha y coca, hasta que llegase la media noche y la patrona apareciese vestida de rojo, señalando á la vez el fin de su luto y el comienzo del baile con que se festejaba.

La noche era clara, aunque sin luna. En grupos cuchicheaban, unos de carreras, otros de no-