debemos entender fuera del tiempo, dispensado del tiempo, que no está en el tiempo. Pero el carácter del tiempo que-se supera es el de arrebatar, de arrastrar todo en el devenir, el de la fugacidad. Para saber que es lo que constituye al tiempo en cuanto tal, debemos permanecer en él y no dejarnos arrebatar por cualquier ahora. Podemos quedarnos en el tiempo y a la vez estar fuera de él, si por esto último entendemos estar dispensados del arrastre del tiempo. «lntentemos comprender el tiempo no como un objeto entre otros objetos sino como el presupuesto de lo que hace que el objeto sea objeto, esto es como presupuesto de que al sujeto se le pone frente algo, o dicho de otra manera, como la posibilitación de algo así como la objetualidad». El tiempo es el poder de que se den los objetos. El tiempo puro no es ningún objeto y nosotros lo aprehendemos en su función cuando parece estar suspendido. «Pero puesto que la suspensión momentánea nos da» lo que posibilita (realiza) el tiempo mismo, esto es, el aprehender lo objetual en su esencia, por ello puede Proust decir: en este momento se hace visible un trozo de tiempo puro (el tiempo como dimensión de lo objetual); y él puede decir al mismo tiempo: yo experimento algo de la esencia de las cosas». De este modo Biemel rechaza las interpretaciones metafisicas de la extratemporalidad como eternidad y vincula el carácter trascendental, constitutivo de los objetos del tiempo, con la posibilidad del descubrimiento de la esencia de las cosas“. Cabe señalar que, como sostiene Germaine Brée‘", no es el art-e, objeto de meditación, el que produce la revelación del tiempo recobrado. El efecto, la iluminación de Ia extratemporalidad se debe a la experiencia de lo común a dos impresiones. Podemos decir entonces que hay dos historias paralelas: la historia de las diversas epifan ias, de lo que impresiones y reminiscencias pretenden manifestar y la historia de las obras artísticas y sus revelaciones, que culminan en la música y el septeto. Cuando el héroe recibe la sucesión de epifanías en su llegada al hotel G uermantes y luego en la biblioteca, experimenta un darse de la extratemporalidad, que si continuase lo llevaria a perder el conocimiento y entonces piensa en la fijación de estas fugaces resurrecciones en una obra de arte. Aqui las dos historias, como los dos caminos, el de Svl/ann y el de Guermantes, se comunican y llegan a una síntesis, a un destino común. Los anuncios de la música han preparado y acelerado ese éxtasis final y permiten arribar a una concepción adecuada de la obra de arte quese expone a continuación. La revelación del modo de ser del arte, tarea 110 en forma semejante a Husserl y desde un trasfondo kantiano. Por extra-temporal
Página:La música como develadora del sentido del arte en Marcel Proust.djvu/109
Apariencia