Tristán, pues ambos maestros revelan el "diversificado reino interior”, obligan a aceptar el conocimiento del espíritu, con el mismo carácter irremediable con que aceptamos los objetos materiales. Si la nada fuese la única verdad, las frases musicales no tendrían realidad y serían nuestro ensueño. Pero de todos modos seguirían nuestro destino —y éste es el gran descubrimiento de Swann- participarían entonces, de nuestra condición mortal y serían nuestras “rehenes esas divinas cautivas, que correrán nuestra fortuna. Y la muerte, con el las parece menos amarga, menos sin gloria, quizá menos probable" (I, 413), (I, 350). Como se advierte hay un movimiento entre la fugacidad esencial y la trascendencia inefable de la frase y de la música, y su desplazarse hacia nosotros con la invitación de intentar una aproximación a ella desde nuestras capacidades mejores, decantadas por esta búsqueda artística cuya respuesta, en la medida en que hay respuesta, está anunciada por la reflexión del narrador en Combray: ”la idea del novelista es sustituir esas pa.tes impenetrables para el alma por una cantidad equivalente de partes inmateriales, es decir asimilables para nuestro espíritu" (l, 108), _(|, 85). Es la doctrina estética del equivalente espiritual, con la que se resuelve la cuestión de la traducción para Proust: la función del equivalente espiritual no es reproducir exactamente y del mismo modo lo que no puede conocerse por la razón sino constituir un modo de ser espiritual y artístico que de posibilidad al espiritu del que lee, de hacer suyas, de asimilar las emociones estéticas que virtualmente contiene este análogo producido por el arte. Por otra parte, en la sesión Sainte-Euverte se afirma el alcance metafísico y la realidad de la música. Y esto último es presentado como fundamento de la hipótesis de la existencia del alma, lo que conforma una constante, como veremos en la reflexión estética sobre la música de Proust: Por eso‘ la relación proustiana de las frases de-Vinteuil con algunos temas de la sonata existía en realidad. Aunque de ese punto de vista, era humana pertenecía a una clase de criaturas sobrenaturales que nunca hemos visto, pero que sin embargo, reconocemos extáticos cuando algún explorador de lo invisible captura una de ellas y la trae de ese mundo divino donde le es dado penetrar para que brille unos Así que Swann no iba muy equivocado al creer que la frase de 53
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