la astucia es inmoral, es decir, euando viola los límites impuestos por la sociedad a la conducta de cada individuo.
En la vida corriente, la mayoría de los hombres suele violar ese límite: la sociedad misma impele a ello y el consentimiento de los más implica una verdadera complicidad con las inmoralidades de cada uno; la tolerancia del mal permite que la astucia se convierta en fraude, en proporciones que comprometen la felicidad humana. Así lo juzgó Dante, reservando a los fraudulentos la segunda mitad de su Infierno. El frande aparece bajo forma de monstruo pavoroso: "Ecco la fiera con la coda aguzza che passa i monti e rompe mura ed armi; ecco colei che tutto il mondo appuzza".
(Infierno, Canto XVII). Con esas palabras señala Virgilio su presencia, indicando a la fiera que se acerque:
"E quella sazza imagine di froda. sen venne ed arrivó la testa e il busto"; acostumbrada a la falsedad, no osaba confiarse: "Ma in sulla riva non trasse la coda". Para engañar mejor, cra su rostro máscara de virtud: "La faccia sua era facria d'uon giusto; tanto benigna avea di fuor la pelle, e d'un serpente tutto l'altro fusto". Y la piel del cuerpo, multicolor y varía, parecíase a la del camaleón, instable como sus intenciones.
— No en vano, releyendo esa parte del poema dantesco, buscamos entre los fraudulentos, al divino" l'lises arquetipo clásico de todos los simuladores. Y sorprendería la ausencia, por cuanto el viaje de Dante al Infierno está inspirado por el análogo de Ulises al reino de Plutón, siendo la Comedia hermana de la Eneida y ambas hijas, sin tercera, de la Odisea. El lacreio no es. en efecto, un simple astuto: os un fraudulento. Mienteengaña y simula con fines vergonzosos, y se vanagloría de ello; cs, con frecuencia, un tránsfuga de la moral.
Algunas veces un delincuente.
