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Ulises, según refiere Plutarco en uno de sus cseritos morales (De audicndis poctis, 3).

Si fuera única. podria argüirse que esa farsa cra producto de su mucho amor; pero, lejos de eso, aparece como la primera de una serie interminable y complicada por otros vicios que agravan la falsedad de su carácter.

Era Ulises vengativo y sin escrúpulos. De Pelamedes, que descubriera su anterior tramoya, juró vengarse, sin reparar en los medios; no vaciló en acusarle de traidor a la causa de los griegos, mostrando us tesoro que él mismo puso de antemano en su tienda según la tradición adoptada por Ovidio o arrojándole al mar, en complicidad con Diomedes, un día que le sorprendió pescando según la versión que Pausanias recogió de las "tiprincas" (Libro X, cap. I).

Durante el viaje cometió otra perversidad, la más grave para el ejército. Por consejo suyo, Filoctetes fué pérfilamente abandonado en Lemmos, mientras dormía, por tener en el pie una herida infecta. La iniquidad costó a los griegos nueve años de guerra, pues ésta no podía terminar sin el concurso de ciertas flechas que Hércules había legado a Filoctetes. Olvidando su felonía, fué el mismo Ulises en su busca, acompañado por el sincero y deal Neoptolemo, digno hijo de Aquiles.

Sófocles presenta en su tragedia la lucha entre el unopolitiquero hasta la desvergüenza, y el otro, sincero hasta la ingenuidad, la escena primera es un diálogo sobre el valor del frande y la utilidad del engaño; en ella Ulises revela toda la doblez de su corazón, toda la deslealtad de sus procedimientos. Bastan cuatro frases para definir su personalidad.

Ulises ordena a Neoptolemo: "Con hábiles palabras debéis ongañar y seducir el corazón de Filoctetes... yo sé que la naturaleza no os hizo para montir ni para tramar tales imposturas; pero ellas son el preeio del éxito".

Y el otro: "Hijo de Laertes, no me gusta hacer lo que repruebo en otros. El cielo no me engendró, como tampoco a Aquiles, mi padre, para emplear medios indignos. Estoy pronto para llevar al rey por la fuerza,