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—Es una espina. Puede usted sacarla; pero tenga cuidado, porque está envenenada.

La tomé entre el pulgar y el indice, y salió tan fácilmente que casi no dejó rastro. Una gotita de sangre apareció en el mismo sitio.

—Todo esto es un misterio cada vez más insondable para mí—observé ;—y en vez de aclararse va obscureciéndose más y más.

Al contrario—me respondió mi amigo ;—de instante en instante se va aclarando. No nos faltan más que algunos hilos, todavía ocultos, para que tengamos un caso enteramente conexo.

Desde que estábamos en el cuarto habíamos olvidado casi por completo la presencia de nuestro compañero. Todavía estaba parado en la puerta, fiel imagen del terror, retorciéndose las manos y gimiendo por lo bajo. Pero de improviso prorrumpió en un grito agudo y lastimero.

11 El tesoro ha desaparecido ! | Le han robado el tesoro! Ese es el agujero por donde lo bajamos. ¡Yo le ayudé á bajarlo! Yo fuí el último que estuve en él! ¡ Anoche cuando me fní, lo dejé aquí, y al bajar las escaleras oí que cerraba con llave !

¿Qué hora era?

—Las diez. Y ahora él está muerto, y la policía va á venir, y á mí se me va á sospechar de haber tenido partipación en esto. ¡Oh, sf! Estoy