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Página:La teoría de la relatividad de Einstein.djvu/141

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La teoría de la relatividad de Einstein.

rentes del éter elástico. Ya hemos citado los nombres de los autores mas importantes; junto a los matemáticos franceses Poisson, Fresnel, Cauchy y el inglés Green aparece por vez primera un físico alemán importante, Franz Neumann, el maestro de la gran generación de los físicos alemanes Helmholtz, Kirchhoff, Clausius.

Hoy nos admira la agudeza y la paciencia que se ha gastado en el problema de concebir los fenómenos ópticos en su totalidad como movimientos de un éter elástico, con las mismas propiedades que tienen los cuerpos sólidos elásticos materiales. Nos parece una exageración del principio que dice: explicar es reducir lo desconocido a lo conocido. Pues hoy sabemos que la esencia del cuerpo sólido elástico no es cosa sencilla, ni mucho menos conocida; la física del éter se ha manifestado más sencilla y transparente que la física de la materia, y la investigación moderna se afana por reducir la constitución de la materia, como fenómeno secundario, a las propiedades de los campos de fuerza, que han sobrevivido al éter de la física pretérita. Pero esta variación del programa científico se debe en no pequeña parte a los fracasos que hubieron de sufrir los ensayos de componer una teoría consecuente del éter elástico.

Una objeción que parece importante contra esta teoría es que un éter que llenase el espacio cósmico, una substancia de la gran rigidez que debe tener para ser sustentáculo de las rápidas vibraciones luminosas, tendría que oponer una resistencia al movimiento de los astros, sobre todo de los planetas. Mas la astronomía nunca ha encontrado desviaciones de las leyes de Newton que pudieran indicar semejante resistencia. Stokes (1845) ha quitado en cierto modo mucha fuerza a esta objeción, observando que el concepto de solidez de un cuerpo es algo totalmente relativo y depende del curso temporal de las fuerzas deformadoras. Un trozo de pez—el lacre y el vidrio se conducen lo mismo—salta a un martillazo en pedazos lisos y agudos; pero si se carga sobre él un peso, éste se hunde, aunque lentamente, poco a poco en la pez, como si ésta fuese un líquido viscoso. Ahora bien; las fuerzas que se presentan en las