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La teoría de la relatividad de Einstein.

limitación terrestre; también nosotros, como los pueblos de todos los tiempos, miramos a los astros con admiración respetuosa, porque ellos nos descubren la ley del universo.

fig34
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Pero la ley del universo no admite excepción. Y, sin embargo, hay un caso, ya lo hemos indicado, en que la teoría de Newton ha fallado. Aun cuando el error es pequeño, no vale negarlo. Trátase del planeta Mercurio, el mas próximo de todos al Sol. La trayectoria de todo planeta puede concebirse como un movimiento elíptico kepleriano, que es perturbado por los demás planetas; es decir: la posición del plano de la trayectoria, la situación del eje máximo de la elipse, su excentricidad, en suma, los elementos de la trayectoria experimentan poco a poco variaciones. Cuando se calculan éstas según la ley de Newton y se incluyen en la trayectoria observada, tiene ésta que transformarse en un movimiento kepleriano exacto, en una elipse situada en determinado plano, con un eje máximo de determinada dirección y longitud, etc. Tal es el caso, efectivamente, en todos los planetas; pero en Mercurio queda un pequeño residuo. La dirección del eje máximo, esto es, la linea que une el Sol con el mas próximo punto de la trayectoria, el perihelio (fig. 34), no queda fijo después de computadas todas las perturbaciones, sino que verifica un lentísimo movimiento de rotación, progresando 43 segundos de arco en un siglo. El astrónomo Leverrier (1845)—el mismo que predijo la existencia del planeta Neptuno, fundándose en cálculos de anomalías o perturbaciones—fué el primero que calculó ese movimiento, que está establecido con gran seguridad. Pues bien; resulta inexplicable por la atracción newtoniana de las masas planetarias que conocemos. Se ha acudido al recurso de admitir masas hipotéticas, cuya atracción habría de producir