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LA VENIDA DEL MESIAS

can bien, de un modo físico, natural, fácil y perceptible, todos los movimientos y fenómenos, que yo observo clara y distintamente en los cuerpos celestes. Yo observo clara y constantemente, sin mudanza ni variación alguna, que un planeta, v. g. Marte, aparece á mis ojos sin comparacion mayor, cuando está en oposición con el sol, que cuando está en sus cuadraturas; observo en este mismo planeta, que no siempre sigue su carrera natural, sino que algunas veces, en determinado tiempo vuelve atrás caminando un espacio bien considerable en sentido contrario, otras veces también en determinado tiempo se queda muchos dias inmóvil, y como clavado en un mismo lugar del cielo: observo con la misma claridad al planeta Venus, unas veces encima del sol, otras debajo entre el sol y la tierra: observo á Júpiter rodeado de otros cuatro planetas, que lo tienen por centro; y por consiguiente ya están mas altos, ya mas bajos, ya en un lado, ya en otro, &c. A este modo observo otras cien cosas, bien fáciles de observar, las cuales, aunque ignoro como serán, no por eso puedo dudar que son.

49. Quiero, pues, esplicar estas y otras cosas semejantes en el sistema antiguo de Tolomeo. Pido esta esplicacion á los filósofos y astrónomos mas celebrados: á los Egipcios, Griegos, Árabes y Latinos. Veo los esfuerzos inútiles que hacen para darles alguna esplicacion: oigo las suposiciones que procuran establecer, todas arbitrarias, inverosímiles é increíbles. Contemplo con admiración los escéntricos y los epiciclos, á donde se acojen por último refugio. Despues de todo, certificado en fin, de que en realidad nada esplican, de que todo es una confusion inaclarable, y una álgarabía ininteligible, con esto solo quedo en verdadero derecho para pronunciar mi sentencia definitiva, la mas justa que en todos asuntos de pura física se ha dado jamas, diciendo, que el sistema no puede subsistir: que es conocidamente falso, que se debe proscribir, y desterrar para siempre de la compañia de los sabios: tenga, pues, los defensores ó patronos que tuviere, sean tantos, cuantos