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XVI

Sabido es que las abejas construyen cuatro especies de celdas. En primer lugar las celdas reales, que son excepcionales y se parecen á una bellota, en seguida las grandes celdas destinadas á la cría de los machos y al almacenamiento de las provisiones cuando las flores superabundan, luego las pequeñas celdas que sirven de cuna á las obreras y de almacenes ordinarios, y que, normalmente, ocupan cerca de los ocho décimos de la superficie edificada en la colmena.

Y por último, para unir sin desorden las grandes á las pequeñas, construyen cierto número de celdas de transición. Fuera de la inevitable irregularidad de estas últimas, las dimensiones del segundo y del tercer tipo están tan bien calculadas, que cuando iba á establecerse el sistema decimal y se buscaba en la Naturaleza una medida fija que pudiera servir de punto de partida y de patrón incontestable, Réaumur propuso el alvéolo de la abeja. (1) (1) Este patrón fué rechazado, y no sin motivo.

El diámetro de los alvéolos es de una regularidad admirable, pero, como todo lo producido por un organismo vivo, no es matemáticamente invariable en la misma colmena. Además, como lo hace notar M. Maurice Girard, las diversas especies de abejas tienen distinto apotegma de alvéolo, de manera que el patrón sería distinto de una colmena á otra, según la especie de abejas que las habitaran.