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162 1 vuelo. Además, la espera ha fortalecido á la reina libre, y la ha colocado en condiciones de afrontar los peligros del viaje. El segundo enjambre ó enjambre secundario abandona entonces la colmena, llevando á la cabeza á la primogénita de las reinas. Inmediatamente después de su salida, las obreras que han quedado en la colmena, dan libertad á una de las prisioneras, que repite las mismas mortíferas tentativas, lanza los mismos gritos de cólera, para abandonar la colmena á su vez, tres días más tarde, á la cabeza del tercer enjambre, y así sucesivamente, en caso de fiebre de enjambrazón, hasta el agotamiento completo de la ciudad madre.

Swammerdam cita una colmena que, con sus enjambres y los enjambres de sus enjambres, produjo treinta colonias en una sola estación.

Esta multiplicación extraordinaria se observa especialmente después de los inviernos desastrosos, como si las abejas, siempre en contacto con las voluntades secretas de la Naturaleza, tuvieran conciencia del peligro que amenaza á la especie. Pero en épocas normales esa fiebre es bastante rara en las colmenas fuertes y bien gobernadas. Muchas enjambran sólo una vez, algunas no enjambran siquiera.

Por lo común, después de la primera enjambrazón, las abejas renuncian á dividirse más, sea porque noten el debilitamiento excesivo de la casta, sea porque una perturbación del cielo les aconseje la prudencia. Permiten entonces que la tercera reina asesine á las cautivas, y la vida ordinaria se reanuda y reorganiza con tan-