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— 163 to más ardor cuanto que casi todas las obreras son muy jóvenes, la colmena está empobrecida y despoblada, y hay grandes vacíos que llenar antes del invierno.

IX

La salida del segundo y del tercer enjambres se parecen á la del primero, y todas las circunstancias son semejantes, salvo que en éstos las abejas son menos numerosas, la tropa menos circunspecta y sin exploradores, y que la joven reina, virgen, ardiente y ligera, vuela mucho más lejos, y desde la primer etapa arrastra á su gente á gran distancia de la colmena. Agréguese que esta segunda y tercera emigración son mucho más temerarias, y que la suerte de esas colonias errantes es bastante azarosa. No tienen á su cabeza, representando el porvenir, más que una reina infecunda. Todo su destino depende del vuelo nupcial que va á realizarse. Un pájaro que pase, unas gotas de lluvia, un viento frío, un error, pueden provocar un desastre sin remedio. Las abejas lo saben tan bien que, una vez encontrado el abrigo, á pesar de su fidelidad ya sólida á su morada de un día, a pesar de los trabajos comenzados, á menudo lo abandonan todo para acompañar á la joven soberana que sale en busca de su amante, para no apartar los ojos de ella, para envolverla y velarla con