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virginidad de la reina se hace irrevocable. Sin embargo, ya lo hemos dicho, aunque sea virgen no es estéril. Aquí nos encontramos con la gran anomalía, la precaución ó el capricho sorprendente de la Naturaleza que se llama la partenogénesis, y que es común á cierto número de insectos, los Pulgones, los Lepidópteros del género Psiquis, los Himenópteros de la tribu de los Cinípedos, etc. La reina virgen es, pues, capaz de poner como si hubiera sido fecundada, pero de todos los huevos que ponga, en las celdas grandes ó en las pequeñas, no nacerán sino machos, y como los machos no trabajan nunca, como viven á costa de las hembras, como ni siquiera van á saquear las flores por su propia cuenta y no pueden proveer á su alimentación, al cabo de algunas semanas después de la muerte de las últimas obreras extenuadas, sobreviene la ruina y el aniquilamiento total de la colonia.

De la virgen saldrán millares de machos, y cada uno de los machos poseerá millones de esos espermatozoarios, ninguno de los cuales ha podido penetrar en su organismo. No es esto más sorprendente, si se quiere, que mil otros fenómenos análogos, porque al cabo de poco tiempo, cuando uno trata de resolver estos problemas, especialmente los de la generación, en que lo maravilloso y lo inesperado brotan por todas partes y mucho más abundante, mucho más humanamente, sobre todo, que en los cuentos de hadas más milagrosos, la sorpresa es tan habitual, que no se tarda en perder la noción de ella. Pero el hecho no es menos curioso sin em-