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reina pide un postrer esfuerzo á sus alas, y he ahí que el elegido de las fuerzas incomprensibles la alcanza, la ase, la penetra, y arrastrado por doble impulso, la espiral ascendente de su vuelo entrelazado, gira durante un segundo como un torbellino en el delirio hostil del amor.

IV

La mayoría de los seres tiene la idea confusa de que un azar muy precario, una especie de membrana transparente, separa la muerte del amor, y que el pensamiento profundo de la Naturaleza quiere que se muera en el momento en que se transmite la vida. Ese temor hereditario es probablemente lo que da tanta importancia al amor. Aquí, por lo menos, se realiza en toda su primitiva sencillez esa idea cuyo recuerdo se cierne aún sobre el beso de los hombres. Apenas se ha realizado la unión, el vientre del macho se entreabre, el órgano se desprende arrastrando consigo la masa de las entrañas, las alas se cierran, y fulminado por el relámpago nupcial, el cuerpo vacío gira y cae en el abismo.

El mismo pensamiento que, hace poco, en la partenogénesis, sacrificaba el porvenir de la colmena á la multiplicación insólita de los machos, sacrifica aquí macho al porvenir de la colmena.