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«Sentémonos sobre estos haces—continuó,y sigamos mirando. No rechacemos ninguno de los hechos de detalle que forman la realidad que he dicho. Dejemos que se alejen por sí mismo en el espacio. Atestan el primer térmi»no, pero hay que reconocer que tras ellos hay una gran fuerza, bien admirable, que sostiene >todo el conjunto. ¿Lo sostiene solamente? ¿no »lo eleva? Esos hombres que vemos no son ya >por entero los animales silvestres de La Bruyépre que tenían algo como una voz articulada, y se retiraban por la noche á su cubil, donde vi»vían de pan negro, agua y raíces...» «La raza, me dirá usted, es menos fuerte y menos sana; es posible; el alcohol y el otro azote son accidentes que la humanidad tiene »que dejar atrás, son quizá pruebas de las que algunos de nuestros órganos, los órganos ner»viosos, por ejemplo, sacarán provecho, porque »vemos regularmente que la vida aprovecha de »los males que sobrelleva. Por lo demás, cual»quier cosa que puede encontrarse mañana, bastará para hacerlos inofensivos. No es eso, >pues, lo que nos obliga á restringir nuestra mirada. Esos hombres tienen pensamientos que Daun no tenían los de La Bruyére..