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monárquico, á la maternidad múltiple, después de la única? De cualquier modo la abeja siria y la chipriota, parientas muy cercanas de la egipcia y la italiana, son probablemente las primeras que haya domesticado el hombre. Por fin, una postrer observación nos hace ver más claramente aún que las costumbres, la organización previsora de la colmena no son el resultado de un impulso primitivo, mecánicamente seguido al través de las edades y los climas diversos, sino que el espíritu que dirige la pequeña república sabe darse cuenta de las circunstancias nuevas, adaptarse á ellas y sacar partido, como había aprendido á defenderla de los antiguos peligros. Transportada á Australia ó á California, nuestra abeja negra cambia por completo de costumbres. Al segundo ó tercer año, después de comprobar que el verano es perpetuo, que las flores no faltan jamás, vive al día, se contenta con cosechar la miel y el polen necesarios para el consumo cotidiano, y venciendo su observación reciente y razonada á su experiencia hereditaria, cesa de hacer provisiones para el invierno. (1) Ni siquiera se logra mantenerlas en actividad sino quitándoles el fruto de su trabajo á medida que lo producen.

(1) Un hecho análogo señalado por Büchner y probando la adaptación á las circunstancias, no lenta, secular, inconsciente y fatal, sino inmediata é inteligente en las Barbadas, entre las refinerías en que durante el año entero encuentran azúcar en abundancia, cesan por completo de visitar las flores.