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Ahora estoy aqui en el coto del príncipe, quien lo deja disfrutar con el dueño, que es corriente y sencillo. Abultan a su lado sujetos que no llego a calar. No parecen bribones, y, sin embargo, tampoco tienen traza de señores. Suelen mostrarse atentos; pero yo estoy siempre receloso. Es lástima que el tal señor hable de asuntos sólo por lecturas o por oidas, y aun encajándolos en la situación en que se los presentan.

Aprecia más mis alcances y mi desempeño que mi pundonor, que es mi prenda solitaria, el manantial de todo, de potencias, de ilustración... y desventuras. ¡Ah! Lo que yo sé, lo aprende cualquiera... el corazón es acá para mí solo.

25 de mayo.

Me andaba cierta especie por la mente, que ni aun queria apuntarte hasta que cuajase; y ahora que ya voló, corriente. Quería meterme a guerrero, y estuve ahincadamente aferrado en el intento; y ésta ha sido principalmente el titere de mi venida con el principe, que es general en el servicio de...

Paseando le desembocé mi ánimo: me lo desaconsejó, y hubiera sido más bien disparo que antojo, el no dar oídos a sus razones.

11 de junio.

Di cuanto quieras, no está en mi mano el perinanecer. ¿Qué hago aqui? El tiempo se me apelmaza.

El principe me agasaja cuanto cabe, pero no estoy en mi asiento; pues al cabo el desnivel es sumo. Es