Página:Las cuitas de Werther (1919).pdf/106

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
102
 
21 de agosto.

Que me alargue cualquiera la mano, ya no es a mi modo. Raya a veces allá una alegría en la carrera de mi vida; pero ¡ay de mí!, que es sólo por asomadas... Allá, en mis soñados desvarios, se me apodera la aprensión de si Alberto falleciese... tú podrias... sí... ella podría... y entonces vuelo en alas de mi devaneo, hasta asomarme a un derrumbadero, del cual cejo...

Cuando salgo de los portales hacia el camino por donde fui con Carlota al baile, todo ha padecido un vuelco; todo absolutamente ha ido al través. Ni un viso de lo anterior, ni un latido de la sensación pasada. Me sucede como quien volviera del otro mundo a visitar, tras un incendio y rematada asolación, un alcázar, edificado por un príncipe esplendorosocolmado de mil primores suntuosos, dejado en herencia al norir, entre gallardas esperanzas, a sus amados hijos.

3 de septiembre.

Mi cavilación no alcanza cómo puede caberle otro cariño, puesto que yo tan vinculada, entrañable y colmadamente la idolatro, y nada conozco, sé, ni tengo más que ella scla.

4 de septiembre.

Por supuesto, como entramos en la otoñada, todo se vuelve otoño por mí y por los alrededores. Mi lozania amarillea, y luego hallaremos en hojarasca la