Página:Las cuitas de Werther (1919).pdf/109

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
105
 

echóle el hermano de la casa, armando tal conmoción que, aun cuando ella lo desease, no lo admitiría de nuevo. Por tanto, había admitido otro criado, por el cual dieen se había estrellado con el hermano, y se tenía por positivo que se casaría con él, pero que él estaba resuelto a no tolerarlo.

Cuanto te refiero no lleva pinceladas de realce, si acaso brochadas de mengua, y lo habré embastecido, puesto que va relatado en nuestros términos cultos y estudiados.

Este cariño, esta lealtad y estos extremos, no son tampoco invención poética. Vive en su acendrada pureza en esa infima clase que llamamos inculta y zafia, nosotros los acicalados... desafinados sin provecho. Lee, te lo suplico, devotamente la historia.

Hoy no me muevo por escribirte; ya ves, por mi letra, que ni rasgueo ni me atropello, como acostumbro. Lee, mi querido, y recapacita que es la historia de tu intimo del alma. Así me ha sucedido, asi me sucederá, y no soy ni la mitad de valiente y denodado, como ese desventuradillo con quien no acierto a compararme.

5 de septiembre.

Ha escrito ya una esquela a su marido al campo, donde está por intereses. El encabezamiento es del tenor siguiente: «Amadísimo, preciosísimo, a casa volando, a paladear las dichas que te esperan...»> Cierto amigo, recién llegado, trajo la noticia de que las circunstancias le imposibilitaban el volver tan pronto. El papelillo estaba de manifiesto, cayó ano-