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hallarlas, y no alcanzas, porque no das con ellas.

Y yo... yo salgo desahuciado y sin objeto, y me vuelvo como vine. Tú sueñas qué hombre serias si te pagasen los estados. ¡Dichosa criatura, que conceptúa toda su bienaventuranza atajada por estorbos humanos! Tú no percibes, tú no alcanzas, que en tu pecho alterado y en el trastorno de tu cerebro estriba tu desventura, que todos los reyes de la tierra no pueden remediar.> Perezca sin consuelo, quien se mofa de un doliente que viaja en pos del manantial que le agrava su achaque y le hace más doloroso el resto de su vida, el que se sobrepone a toda angustia, y para libertarse de remordimientos y descargarse de cuitas, emprende un viaje a Tierra Santa. Cada paso que estampa en el escabroso camino, es una gota de bálsamo para su alma acongojada, y por cada dia que aguanta, va desahogando su pecho... Y ¿llamaréis a esto locura, vosotros los chalanes de palabras?... ¡Locura! ¡Oh Dios, tú estás viendo mis lágrimas! ¿Pudiste tú, que criaste al hombre harto desvalido, darle unos hermanos que le defrauden de esa escasez, de ese asomo de confianza que tiene en Ti, en Ti, Amparador universal? Ahora hien: esa confianza en una raiz provechosa. en los lloros de la viña, ¿qué viene a ser sino confianza en Ti, que en cuanto se nos depara, nos franquea la sanidad y el alivio que por momentos necesitamos? Padre, a quien a conocer no alcanzo; Padre, que embargaste todo mi espíritu, y que sólo has desviado tu rostro de mi, habla, llámame a Ti, pues tu silencio deja