Página:Las cuitas de Werther (1919).pdf/141

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
137
 

taba, y permaneciendo indeciso hasta las ocho su aflicción y despecho iban a más, hasta que viendo la mesa puesta tomó su bastón y su sombrero. Convidóle a cenar Alberto; pero creyendo que era todo mera ceremonia, se lo agradeció friamente y marchóse.

Fuése a casa, quitó la vela al criado que le alumbraba y se metió en su cuarto, donde se estuvo lamentando y hablando a solas interrumpidamente; se paseó arrebatadamente a diestro y siniestro, y por fin se tendió vestido sobre la cama, donde le halló a eso de las once el criado, que se arrestó a entrar y decirle si le habia de quitar las botas. Condescendió, encargándole que no entrase a la madrugada hasta que él lo llamara.

El lunes 22 de diciembre escribió la carta siguiente a Carlota, a quien la llevaron después, habiéndola a su muerte hallado cerrada en su escritorio, y la incluyo aqui de intento, porque aclara las circuns—tancias en que la extendió.


«Esto es hecho, Carlota; voy a morir; y te lo participo sin disparos anovelados en la mañana del día que te veré por la vez postrera. Al leer tú, querida de toda mi alma, estos renglones, estará ya cubriendo la yerta losa los restos exánimes de este mal sufrido y desventurado, que, hasta el último punto de su vida, considera como suma bienaventuranza el conversar contigo. Acabo de pasar una noche espantosa, pero al mismo tiempo benéfica, puesto que ha corroborado y consolidado mi resolución. Voy a morir. Al desprenderme de ti anoche, en el disparado