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El pueblo queda desairado, contrapuesto a sus contornos, que atesoran el sumo embeleso de la naturaleza. A impulso de su amenidad, el conde de M..colocó su jardín sobre uno de los oteros que con primorosa variedad se entroncan y van abrazando hermosísimos vallecillos. Su planta es sencillisima, y al primer asomo, se echa de ver que no fué un jardiuero cientifico, sino un corazón sensible su inventor, para gozarse en él a sus anchuras. He derramado ya a redobles mis lágrimas al fallecido, en el desmoronado cenador, su sitio predilecto y el mio. Llevo camino de campear luego, a fuer de dueño, por sus enramadas; estoy bien quisto hace sólo dos días con el jardinero, y a fe que no ha de estar malhallado con mi intimidad.

10 de mayo.

Una bonanza asombrosa embarga todo mi espiritu, idéntica con la madrugada apacible de primavera, que paladeo hasta lo último de mis entrañas. Aquí solito me voy recreando con mi existencia, por sitios criados de intento para almas como la mia. Me hallo, mi siempre querido, tan venturoso, tan de extremo a extremo sumido en el regazo de mi plácido sosiego, que desfallece mi arte en tan sumo abandono. Nada he acertado aún a dibujar, ni siquiera una pincelada, y, sin embargo, jamás he venido a ser pintor tan grande como en este momento. Cuando la galana vega me incien a, y el sol encumbrado baña el haz de la lobreguez impenetrable de mis arboledas, y tan sólo algún penado destello llega