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field, de (1) ...; estuve fuera de mi, dije cuanto sabia, y entonces eché de ver que Carlota se encaraba con los demás, quienes todo el rato estuvieron con los ojos desencajados, como si no vinieran con nosotros. La tia me estuvo mirando, con un fruncimiento burlón, que no hacía hincapié conmigo.

Se rodeó la conversación del recreo del baile. Si esta afición es culpable—dijo Carlota—, confieso a ustedes que estoy loca por el baile; y cuando me encalabrino con alguna especie, me siento al piano, y en redoblando una contradanza, quedo corriente.> ¡Cómo, mientras hablaba, se estaba apacentando mi ánimo en sus negrisimos ojos! ¡Cómo sus encendidos labios y sus frescas y lozanas mejillas embargaban toda mi alma! Y ¡cómo, absorto en su discreción soberana, ni siquiera oia las voces con que las expresaba!... A bien que ya tienes antecedentes, porque te consta esta mi maña. En suma, me apeé del carruaje, como entre sueños, al llegar al sitio aplazado, y seguia tan dormido en medio de tanta brillantez, que apenas percibi el eco de la orquesta que desde la sala iluminada nos bajaba al encuentro.

Los dos caballeros, Audran y cierto N. N., eran las parejas de la tia y de Carlota; nos recibieron a la portezuela, cargaron con sus damas, y yo conduje la mia escalera arriba.

(1) Se han omitido aquí también los nombres de autores nacionales. Hicieran el caso que quisieran del concepto de Carlota, siempre les desazonaría el hallarlo en este sitio: y luego ninguna falta les hace este conocimientof