Página:Las cuitas de Werther (1919).pdf/91

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
87
 

biernan por sus ministros, y cuántos ministros por sus secretarios! Y entonces, ¿cuál es el primero?

Aquel, a mi parecer, que los enseñorea a todos, y goza tal predominio sobre la caterva, que se vale de las facultades y alcances de tantos, para el cabal desempeño de sus intentos.

20 de enero.

Voy a escribirte, Carlota del alma, en la estancia de un cortijo, donde me estoy guareciendo de un aguacero furioso. Mientras yacia anidado en el destierro de D..., bajo forasteros, forasterisimos a mi corazón, no he podido disponer de un instante, y sobre todo de mi pecho, para escribirte; y al fin, en esta choza, en esta soledad, en esta estrechez, donde la nieve y el granizo a redobles se estrellan contra mi ventana, has sido tú mi primer pensamiento.

Al poner aquí el pie se me estampó esa imagen, con esos arranques, joh Carlota!, tan peregrinos, tan entrañables, ¡ay Dios mío!, el primer momento venturoso de este plazo.

Si vieses, idolatrada mía, en el raudal de mis trastornos, ¡qué vuelco el de mis potencias!, ni un instante de desahogo para mi pecho, ni una hora dichosa... nada, nada. Estoy como en una tienda de juguetes; miro gente y caballos que revolotean, y suelo preguntarme a mí mismo si será una ilusión óptica. Juego, y aun juegan conmigo a fuer de polichinela; voy a asir al vecino por el brazo de madera, y, trémulo, me retiro. Por la tarde estoy en ánimo de disfrutar la salida del sol, y me apoltrono