PERO CUANDO LLEGÓ LA 11.ª NOCHE |
He llegado á saber, ¡oh rey afortunado! que cuando la joven se echó á reir, después de haberse indignado, se acercó á los concurrentes, y dijo: «Contadme cuanto tengáis que contar, pues sólo os queda una hora de vida. Y si tengo tanta paciencia, es porque sois gente humilde, que si fueseis de los notables, ó de los grandes de vuestra tribu, ó si fueseis de los que gobiernan, ya os habría castigado.»
Entonces el califa dijo al visir: «¡Desdichados de nosotros, oh Giafar! Revélale quiénes somos, si no, va á matarnos.» Y el visir contestó: «Bien merecido nos está.» Pero el califa dijo: «No es ocasión oportuna para bromas; el caso es muy serio, y cada cosa en su tiempo.»
Entonces la joven se acercó á los saalik, y les dijo: «¿Sois hermanos?» Y contestaron ellos: «¡No, por Alah! Somos los más pobres de los pobres, y vivimos de nuestro oficio, haciendo escarificaciones y poniendo ventosas.» Entonces fué preguntando á cada uno: «¿Naciste tuerto, tal como ahora estás?» Y el primero de ellos contestó: «¡No, por Alah! Pero la historia de mi desgracia es tan asombrosa, que