mente. Y llegaron todos, con el barbero á la cabe- za. Y el barbero seguía destrozándose la ropa y gri- tando á voz en cuello delante de la puerta del kadi, junto adonde yo estaba.
Y cuando el kadi oyó este tumulto, miró por una ventana y vió á todos aquellos energúmenos que golpeaban su puerta con los palos. Entonces, juz- gando que la cosa era bastante grave, bajó, abrió la puerta y preguntó: «¿Qué pasa, buena gente?»> Y mis criados le dijeron: «¿Eres tú quien ha ma- tado á nuestro amo?» Y él repuso: «¿Pero quién es vuestro amo, y qué ha hecho para que yo le mate?...
En este momento de su narración, Schalirazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente.
PERO CUANDO LLEGÓ LA 30.a NOCHE
Ella dijo:
He llegado á saber, joh rey afortunado! que el kadi, sorprendido, repuso: «¿Qué ha hecho vuestro amo para que yo le mate? ¿Y por qué está entre vosotros ese barbero que chilla y se revuelve como un asno?» Entonces el barbero exclamó: «Tú eres quien ha matado á palos á mi amo, pues yo esta- ba en la calle y oí sus gritos.» Y el kadi contestó: