<¿Pero quién es tu amo? ¿De dónde viene? ¿Adónde va? ¿Quién lo ha traido aquí?» Y el barbero dijo: «Malhadado kadi, no te hagas el tonto, pues sé toda la historia, la entrada de mi amo en tu casa y todos los demás pormenores. Sé, y ahora quiero que todo el mundo lo sepa, que tu hija está pren- dada de mi amo, y mi amo la corresponde. Y le he acompañado hasta aquí. Y tú lo has sorprendido en la cama con tu hija, y lo has matado á palos, sin ayuda de tu servidumbre. Y yo te voy ȧ obli- gar ahora mismo à que vengas conmigo al palacio de nuestro único juez, el califa, como no prefieras devolvernos inmediatamente á nuestro amo, in- demnizarle de los malos tratos que le has hecho sufrir y entregárnoslo sano y salvo, á mí y á sus parientes. Si no, me obligarás á entrar á viva fuerza en tu casa para libertarlo. Apresúrate, pues, á entregárnoslo. >> Al oir estas palabras, el kadi quedó cortado y lleno de confusión y de vergüenza ante toda aquella gente que estaba escuchando. Pero de todos modos, volviéndose hacia el barbero, le dijo: «Si no eres un embaucador, te autorizo para que entres en mi casa y busques á tu amo por donde quieras, y lo libertes. Entonces el barbero se precipitó dentro de la casa. Y yo, que asistia á todo esto detrás de una celo- sía, cuando vi que el barbero había entrado en la casa, quise huir inmediatamente. Pero por más que buscaba escaparme, no hallé ninguna salida que no
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Apariencia