cuenta de que Hassán había desaparecido. Y no pu- diendo explicarse la causa, se dijo: «¡Por Alah! ¡Qué aventura tan extraordinaria es esta aventura! No he conocido otra semejante...>> Al llegar á este momento de su narración, Schah- razada vió aparecer la mañana, y discreta, inte- rrumpió su relato, para no cansar al sultán Schah- riar, rey de las islas de la India y de la China. PERO CUANDO LLEGÓ LA 23.a NOCHE Ella dijo: He llegado á saber, ¡oh rey afortunado! que Gia- far al-Barmakí, visir del rey Harún Al-Rachid, pro- siguió de este modo la historia que contaba al califa: «Cuando el visir Chamseddin se convenció de que su sobrino Hassán Badreddin habia desapare- cido, se dijo: «Puesto que el mundo está hecho de vida y de muerte, nada tan oportuno como que pro- cure que mi sobrino Hassán encuentre á su regre- so esta vivienda igual que la ha dejado.» Y el visir Chamseddin cogió un tintero, un cálamo y un plie- go de papel, y anotó uno por uno todos los mue- bles y enseres de la casa, en esta forma: «Tal ar- mario está en tal sitio; tal cortina en tal otro»>, y así sucesivamente. Cuando terminó, selló el papel
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Apariencia