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Página:Las mil noches y una noche v2.djvu/75

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HISTORIA DEL VISIR NUREDDIN...

hijo ausente y que yo le recuerdo este hijo. Entre- mos, pues, en su tienda para complacerle, y probe- mos lo que nos ofrece. Y si aliviamos con esto su pena, es probable que Alah se apiade á su vez de nosotros y haga que logren buen éxito las pesqui- sas para encontrar á mi padre. >>

Pero Said, al oir á Agib, exclamó: «¡Oh mi se- ñor, no hagamos eso! ¡Por Alah! ¡De ningún modo! No es propio del hijo de un visir entrar en una pas- telería del zoco, y menos todavía comer pública- mente en ella. ¡Oh! ¡No puede ser! Si lo haces por temor á estas gentes que te siguen, y por eso quie- res entrar en esa tienda, ya sabré yo espantarlas y defenderte con mi látigo. ¡Pero lo que es entrar en la pastelería, en modo alguno!»

Y Hassán Badreddin se afectó muchísimo al oir al eunuco. Y luego, volviéndose hacia él, con los ojos llenos de lágrimas, le dijo: «¡Oh eunuco! ¿Por qué no quieres apiadarte y darme el gusto de entrar en mi tienda? ¡Porque tú, como la castaña, eres ne- gro por fuera, pero por dentro blanco! Y te han elo- giado todos nuestros poetas en versos admirables, hasta el punto de que puedo revelarte el secreto de que aparezcas tan blanco por fuera como por den- tro lo eres.» Entonces el buen eunuco se echó á reir á carcajadas, y exclamó: «¿Es de veras? ¿Pue- des hacerlo así? ¡Por Alah, apresúrate á decirme- lo!» En seguida Hassan le recitó estos versos admi- rables en loor de los eunucos: