mujer que le besase y le estrechase contra su pecho, infórmate con sigilo de su morada y avísame en seguida. Y la nodriza guardó en su memoria las palabras del Emir de los Creyentes...
PERO CUANDO LLEGÓ LA 980.ª NOCHE |
... Y la nodriza guardó en su memoria las palabras del Emir de los Creyentes.
Y el niño creció y se desarrolló. Y cuando tuvo dos años de edad, una joven esclava se acercó un día á la nodriza, y le dijo: «Mi señora me envía á rogarte que me dejes llevarle á su casa tu niño. Porque está encinta, y en vista de la hermosura de este niño (¡Alah te lo conserve y aleje de él el ojo malhechor!), desea pasarse algunos instantes mirándole, para que el niño que lleva ella en su seno se forme á semejanza de éste.» Y la nodriza contestó: «Está bien. Llévate al niño; pero he de acompañarte yo.»
Y así se hizo. Y la joven esclava entró con el niño en casa de su señora. Y en cuanto la dama vió