hijo de Simmah cuando dió á Rabiah su lanza de mango largo y hermoso. Hágase bien por bien, y recoja cada cual el fruto de sus obras. Que la boca de los hombres no se llene de desprecio al contar vuestra conducta para con Doreid. Romped sus ligaduras, y pagando la indemnización, sacadle de las manos de quien le ha hecho cautivo. De no obrar así, opondréis ante vosotros un acto oprobio- so, que hasta el día de vuestra muerte os hará ape- naros indefinidamente y arrepentiros. >>
Y al oirla, los Firacidas recaudaron entre sí para indemnizar á Muharrik, el jinete que había hecho cautivo á Doreid. Y Raita dió á Doreid, cuan- do le pusieron en libertad, las armas de su difunto esposo. Y Doreid se volvió á su tribu, y nunca más hizo la guerra á los Bani-Firás.
Y transcurrieron más años todavía. Y Doreid, viejo ya, pero siempre dotado de un alma hermosa de poeta, acertó á pasar un día á poca distancia del campamento de la tribu de los Bani-Solaim. Y en aquel tiempo vivía en aquella tribu la Solamida Tumadir, hija de Amr, conocida en toda Arabia por el sobrenombre de El-Khansa y admirada por su maravilloso talento poético.
Y en el momento en que Doreid pasaba por junto á su tribu, la bella Solamida estaba ocupada en embrear una piel de camella de su padre. Y como el sitio estaba retirado, el calor era mucho y no pasaba nadie por allí, Tumadir se había qui- tado la ropa, y trabajaba casi enteramente desnu-