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Página:Las mil noches y una noche v5.djvu/126

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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

Y ella quiso declarar generosamente que había recibido de mi un dote de diez mil dinares por to- das las cuentas atrasadas ó futuras, y se reconoció mi deudora, sobre su conciencia y ante Alah, de tal cantidad.

Luego dió la acostumbrada gratificación á los testigos, que haciendo zalemas se fueron por donde habían venido.

Y la madre se eclipsó también.

Y nos quedamos los dos solos en la gran sala de las cuatro arcadas de cristales.

En este momento de su narración, Schahrazada vió aparecer la mañana, y discretamente, aplazó el relato para el otro día

PERO CUANDO LLEGÓ LA 124. NOCHE

Ella dijo:

... Y nos quedamos los dos solos en la gran sala de las cuatro arcadas de cristales.

Entonces la joven se desnudó, y vino hacia mí sólo con la fina camisa sobre la piel. ¡Y qué ca- misa! ¡Y qué bordados! Llevaba todavía el calzón, pero se apresuró á hacerlo resbalar. En seguida me cogió de la mano, me llevó hacia el fondo de la amplia alcoba, y se echó conmigo en la gran cama