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Página:Las mil noches y una noche v5.djvu/137

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HISTORIA DEL REY OMAR AL-NEMAN...

corrían silenciosas por mis mejillas. Y mi madre me dijo: «¡Ah, hijo mio! Ya hace diez días que estoy sola en esta casa vacía y sin dueño; diez días hace que tu padre murió en la misericordia de Alah.» Y yo dije: <¡Oh madre! En estos momentos estoy do- minado completamente por el recuerdo de mi pobre Aziza, y no podría consagrar mi dolor á otra me- moria que la suya. ¡Pobre Aziza! ¡Tan abandonada por mi, tú que me querías de veras! ¡Perdona á este miserable que te atormentó, y que está excesiva- mente castigado por sus culpas y traiciones! >>

Ahora bien; mi madre notaba lo profundo y ver- dadero de mi dolor, pero seguia callando. Por lo pronto, se apresuró á curarme las heridas y á traer- me con qué recuperar las fuerzas. Después de estos cuidados, siguió prodigándome sus ternuras y vela- ba á mi lado, diciéndome: «¡Bendito sea Alah, joh hijo mío! porque no te han sobrevenido peores calamidades, y has salvado la vida!» Y así hasta que estuve completamente restablecido, aunque seguía enfermo del alma y consternado por los re- cuerdos.

Un día, después de comer, mi madre vino á sen- tarse á mi lado, y me dijo: «¡Oh hijo mio! Creo que ha llegado la ocasión de entregarte el recuerdo que me confió la pobre Aziza antes de morir, pues me encargó que no te lo diese hasta que te condolieses por ella y hubieras abandonado definitivamente los malos lazos que te sujetaban.» En seguida abrió un cofrecillo, y sacó de un paquete esa tela preciosa