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Página:Las mil noches y una noche v5.djvu/240

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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

Bagdad hasta que haya arrancado la vida á la mal- hadada vieja y vengado á todos nuestros hermanos muertos en los combates!» Y todos los presentes mostraron su conformidad. Y al día siguiente el ejército estaba en marcha para Kaissaria.

Llegados ya al pie de las murallas enemigas y dispuestos al asalto, para llevarlo todo á sangre y fuego en aquella ciudad descreída, vieron avanzar hacia la tienda del rey á un joven tan bello que no podía ser mas que hijo de un rey, y detrás de él á una mujer de aspecto respetable y con el rostro des- cubierto. En aquel momento estaban en la tienda del rey el visir Dandán y la princesa Nozhatú, tía de Kanmakán, que había querido acompañar al ejér- cito de los creyentes, como acostumbrada á las fa- tigas de los viajes.

Y aquel joven y aquella mujer pidieron audien- cia, que les fué otorgada en seguida. Pero apenas habían entrado, cuando Nozhatú dio un gran grito y cayó desmayada , y la mujer también dio otro grito y cayó desvanecida. Y en cuanto volvieron en sí, se echaron una en brazos de otra, besándose, pues la mujer no era otra que la antigua esclava de la princesa Abriza, la fiel (..{-rano de Coral.

En seguida, Grano de Coral se volvió hacia fe] rey Kanmakán y le dijo: «¡Oh rey! Ya veo que lle- vas al cuello una gema preciosa, blanca y redonda. Y la princesa Nozhatú lleva otra también. Recor- darás que la reina Abriza tenía la tercera. Pues esa tercera hela aquí.» Y la fiel Grano de Canil, yol-