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Página:Las mil noches y una noche v5.djvu/31

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HISTORIA DEL REY OMAR AL-NEMAN...

en el colmo de la consternación, se arrodillaron delante del santo asceta y le besaron los pies. Y todos los guerreros lanzaron amargas exclamacio- nes de dolor.

Pero no obró de este modo el gran visir Dan- dán, pues fué el único que no bajó del caballo, ni besó los pies ni las manos del asceta. Y en alta voz y delante de todos los jefes, dijo: «¡Por Alah! joh musulmanes! Mi corazón siente una invencible aversión hacia ese extraño asceta, y pienso que es uno de los réprobos que están desterrados de la puerta de la misericordia divina. ¡Rechazad á ese brujo maldito! ¡Creed al anciano compañero del di- . funto rey Omar Al-Nemán! ¡Despreciad á ese ré- probo y apresurémonos á ir á Constantinia!>>

Pero Scharkán dijo al visir: «Aleja de tu espi- ritu esas sospechas equivocadas. Bien se conoce que no viste, como yo lo he visto, á ese santo asceta ex- citar el valor de los musulmanes durante la pelea y afrontar sin temor las espadas y las lanzas. Procu- ra, pues, no calumniar á este santo, porque ya sa- bes cuán censurable es la maledicencia y el ataque dirigido contra todo hombre de bien. Y advierte que si no le ayudase Alah, no tendría esa fuerza ni esa resistencia, ni lo habría salvado de los tormentos del subterráneo. >>

Y dichas estas palabras, mandó Scharkán que diesen al asceta una hermosa mula suntuosamente enjaezada. Y le dijo: «Monta en esa mula, ¡oh pa- dre, el más santo de los ascetas!» Pero la vieja