lamentable. Y mi prima, que se había apresurado á correr hacia mi, me recibió en sus brazos, y me besó en los ojos, y me los secó con una punta de la manga; y para calmar mi espíritu, me dió un vaso de jarabe perfumado con agua de rosas; y acabó por interrogarme dulcemente sobre aquel retraso y sobre mi desesperación. Entonces, aunque quebrantado por el cansan- cio, la puse al corriente de todo, refiriéndole los ade- manes de la hermosa desconocida. Y mi prima me dijo: <<¡Oh Aziz de mi corazón! El significado que para mi tienen esas cosas, sobre todo lo de los cinco dedos y el espejo, es que la joven te enviará un mensaje dentro de cinco días á casa del tintorero de la calleja.» Entonces exclamé: «¡Oh hija de mi co- razón! ¡ojalá sean ciertas tus palabras! Pues he visto que en la esquina de la calleja existe, efecti- vamente, la tienda de un tintorero judío.» Y des- pués, sin poder resistir la ola de mis recuerdos, me puse á sollozar en el seno de mi prima, que para consolarme me colmó de palabras dulces y caricias encantadoras. Y decía: «Piensa, ¡oh mi querido Aziz! que los enamorados sufren años y más años espe- rando, y tienen que resignarse, armándose de fir- meza, y tú apenas si hace una semana que conoces los tormentos del corazón. Animate, ¡oh hijo de mi tio! y prueba estos manjares, y bebe este vino que te ofrezco.» Pero yo, ¡oh mi joven señor! no pude tragar ni un bocado ni un sorbo, y hasta perdi el sueño. La
Página:Las mil noches y una noche v5.djvu/87
Apariencia