PERO CUANDO LLEGÓ
LA 115,a NOCHE
Ella dijo:
...y como si nada hubiese pasado, se volvió hacia mi, sonriendo tranquila, y me dijo con la mayor dulzura: «¡Oh hijo de mi tío! Estoy en el límite de la desolación por haberte apenado con palabras imper- tinentes. ¡Perdóname, y cuenta por favor lo que te haya pasado, para que yo vea si puedo poner reme- dio!» Entonces le conté el contratiempo que había sufrido, y que no sabia nada de la desconocida. Y Aziza dijo: «¡Oh Aziz de mis ojos! Puedo anunciarte que conseguirás tu objeto, pues esto es una prueba á que te somete la joven para ver la fuerza de tu amor y tu constancia para con ella. Así es que ma- ñana irás á sentarte en el banco, y seguramente en- contrarás una solución á gusto de tu deseo. >>
Y dicho esto, me trajo mi prima una bandeja con manjares, pero yo la rechacé bruscamente, y la vajilla saltó por el aire y rodó por toda la alfombra. Fué mi modo de expresar que no queria comer ni beber Mi pobre prima recogió cuidadosa y silencio- samente los cacharros que cubrían el suelo, limpió la alfombra, y volvió á sentarse al pie del diván en que yo estaba echado. Y durante toda la noche me estuvo abanicando, diciéndome palabras cariñosas