Página:Las veladas del tropero (1919).pdf/121

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 117 —

LA ESTANCIA DEL DORMILON

Era en 1867. Por la segunda vez, el cólera hacía estragos en la Pampa. Familias enteras desaparecían presa de la epidemia, siendo el incendio de sus ranchos, quemados por algún vecino, entre caritativo y miedoso, las únicas honras fúnebres que se atrevieran á darles; y quedaba la llanura sembrada de taperas carbonizadas, lóbregos espantajos cuidadosamente evitados por la gente despavorida.

Don Aristóbulo Peñalosa, modesto estanciero del Sur, establecido en tres leguas de campo de su propiedad, allí vivía con su pequeña familia, compuesta de su mujer y de dos criaturas, cuidando su hacienda, poco numerosa por ser los campos todavía sin pisoteo y de pasto duro, pero suficiente para pasarlo bien sin mucho trabajo, en aquellos tiempos de vida patriarcal y sin codicia.

Era feliz el hombre; cuando la suerte cruel, en pocas horas, le arrebató á las dos criaturas, y la madre, contagiada, dos días después, las siguió, dejando á don Aristóbulo solo, desamparado, tan agobiado por el dolor que no deseaba en esos momentos otra cosa que caer pronto, él también, víctima de la despiadada enfermedad.

Pero ni remotamente sufrió de ella síntoma alguno, y después de haber rendido á los seres queridos que para siempre lo habían abandonado los úl-