Página:Las veladas del tropero (1919).pdf/203

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 199 —

SIEMPRE CONFORME

Muy orgulloso era don Patricio, y tan orgullosa como él su hija Hermenegilda, sin más mérito para ello que haber el primero heredado algunas leguas de campo y mucha hacienda.

Vivían solos en la estancia, viudo el padre y todavía soltera la hija, habiéndose alejado los demás hermanos por no poder sufrir su soberbia.

Un día llegó á la estancia un gaucho viejo, bastante haraposo, jinete en un malacara flaco, pobremente aperado. Desde el palenque llamó, y como se asomara la señorita Hermenegilda, la saludó con respeto; iba á pedir licencia para descansar hasta que bajase el sol, cuando ella, cortándole la palabra descortésmente, le preguntó con voz desdeñosa qué se le ofrecía.

El hombre se hizo más humilde aún y formuló su deseo; y la joven le contestó que la estancia de su señor padre no era fonda para pobres y que se retirase, no más.

El viejo entonces, con voz sonora y ademán amenazador, le dijo:

—Pues ya que es así, hija, algún día tendrá tu señor padre de yerno á un gaucho tan pobre como yo.

Hermenegilda, justamente, después de haber desechado á un sinnúmero de novios muy aceptables, acababa de quedar algo seducida por los atractivos