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próxima parición iba á aumentar todavía el rodeo, y que podría vender tantos novillos y tener tanta plata que no sabría qué hacer con ella, pues quedaba de vida modesta y de gustos sencillos, en medio de su riqueza.

No sabía de cuántas vacas era el rodeo, si de mil ó de diez mil; pero sabía que eran muchas; muchísimas más de las que jamás hubiera soñado tener..sin la matra del tío viejo, de la cual no se acordaba, dormido como estaba, encima de ella. Y sólo despertó al aclarar, en el momento en que creía ver todas las vacas tambaleándose de flacas, en medio de una sequía espantosa, sin un novillo siquiera para el consumo, con la parición perdida y muy comprometida la siguiente, y muy empeñado en «cuerear» él mismo el mejor toro del rodeo.

—¿Qué tal, qué tal, muchacho? ¿dormiste bien?

—le preguntó el tío.— Hiciste buenos sueños?

—Un sueño más lindo aún, tío, que el de anoche; pues, era yo dueño de un gran rodeo de vacas; y también tuve la suerte de despertarme cuando el sueño se volvía feo.

—Mejor así, hijo; pues cuando la riqueza da más dolores de cabeza que goces, más vale una tranquila pobreza.

Y después de tomar mate, fueron á esquilar las ovejas de un estanciero vecino. Sacaron una punta de latas, y después de cenar, Florentino se apresuró á echarse para dormir, sobre el rudo recado, algo ablandado con la matra del viejo.

Aquella noche, fueron tan numerosas como las estrellas del cielo las ovejas que le pertenecían.

No las quiso contar él; hubiera sido mucho trabajo. Pero se deleitó viendo desfilar por los corrales y